Otra excursión en el caserío que pasa, otra excursión más que recordaremos siempre.
Con dos días soleados, este año hasta hemos pasado calor en dos días que se nos quedan cortos.
Tras llegar a Muñopedro, por la mañana, cada unidad montó su zona, ya sea con relevemos para aprender a montar tiendas en manada, o con un curso rápido de encender un fuego como en tropa.
Por la tarde realizamos el juego de grupo, basado en «La vuelta al mundo en 80 días». Cada grupo tenía que recorrer los distintos continentes para conseguir días de ventaja a los de sus oponentes. Carrera de ferrocarriles sobre hojas de papel con asaltantes, batallas de canguros y koalas, iglúes humanos, cintas transportadoras gigantes, encierros o expediciones en la sabana africana fueron solo algunas de las pruebas a las que se enfrentaron los distintos equipos en su carrera por dar la vuelta al globo.
Tras el juego de grupo, y la formación, llegaron los ensayos para la velada de la noche. Una velada al calor de la hoguera llena de chistes, historias de indios, canciones de los castores o versiones alternativas de los cuentos de siempre, hicieron que las horas pasaran volando entre risas.
El domingo, tras dormir una hora más por el cambio horario, y con un radiante sol, también se pasó demasiado rápido. Cada unidad realizó sus actividades. Una gymkana en manada o en castores, la búsqueda de un cofre de recuerdos pasados en clan, dinámicas sobre la preparación de un proyecto en escultas o concursos de contar troncos en tropa fueron algunas de las actividades que realizamos antes de comenzar la misa con el Padre Florentino.
Y, como ya hemos dicho, tras ver como las horas desaparecían, llegó la última formación, con muchos nuevos promesas nerviosos tanto en manada como en tropa.
Vuelta a Madrid para despedirnos y esperar volver a vernos todos juntos de nuevo lo antes posible.
Editorial Viento.