Podríamos comparar los scouts con una clase, que no enseña un temario estipulado que servirá para los exámenes, ni para los estudios. A excepción del colegio, no hay ni libros ni apuntes ni dictados ni comentarios de texto, ni siquiera un aprobado o suspenso. Simplemente hay una pizarra en la cual el profesor Don Ejemplo emplea su tiza para escribir en ella muchísimas cosas conformando en sí una lección vida muy grande. Se podría decir que sí hay un temario, no está escrito, pero todos los que hemos pasado por esas etapas sabemos que es cierto, en cada una aprendemos unos valores, que nos enseñan a ser mejores.

De pequeño, prácticamente siempre eres feliz, no tienes preocupaciones importantes y no hay problemas, como les pasa a los castores. Ya desde pequeños nos enseñan que tenemos que compartir, al principio lo hacemos a regañadientes “porque es lo que dicen los grandes castores” y hasta dentro de mucho no te darás cuenta de la importancia de esa acción, probablemente te des cuenta incluso cuando hayas pasado a otra unidad. 

Rápidamente llegas a la manada, cuando ya eres lobato y te juntas con gente más mayor y tú eres el más pequeño. Toca otro valor del temario, ayudar a los demás. Con esa edad, ya empiezas a tener tus propias preocupaciones: los deberes de clase, los amigos que tenemos, no hay ganas de estudiar, aunque haya que hacerlo… Aquí ya hay piña, tenemos más capacidad de comprensión y empezamos a valorar las cosas por nosotros mismos. Al principio seguimos al resto, no sale de mi ayudar a alguien con sus pequeños problemas, pero esos tres años que pasas allí empiezas a valorar esa acción hasta el punto de hacerlo por inercia, haciéndote sentir bien, ayudando y dejante ayudar. 

Y así, se llega a tropa. “¿Y esto? No es lo mismo”. En efecto, cada vez se tratan temas más importantes haciendo actividades más “curiosas”, dinámicas, etc. “Siempre listos” es el lema de esta unidad. Durante todo un año aprendes a convivir con tu patrulla y coges confianza con ellos. A través de la ronda vamos compitiendo para intentar ser los mejores en los juegos, consiguiendo estar animado durante toda la ronda y todo el campamento. 

Seguimos caminando en los años, entrando por una puerta inmensa en el cual hay un letrero enorme que dice: escultas. Con los años, van cambiando las preocupaciones, juega un papel muy importante el colegio y los exámenes, ya que consumen gran parte de nuestro día a día. Y no solo eso, en esta etapa nuestros sentimientos juegan un papel muy interesante con ese chico o chica que tanto nos gusta.  Es entonces, cuando llegamos a los scouts y nos encanta hacer “piña”, una mucho más fuerte que en manada. Piña con esos amigos en los que tanta confianza depositamos y con los que ya llevan todos esos años a nuestro lado. Con ellos, emprendemos proyectos mucho más grandes que los que habíamos hecho hasta ahora, implicándonos en acciones sociales de forma más intensa, y dándonos cuenta del gran esfuerzo que hay que emplear para realizar cualquier tipo de actividad, por ejemplo, un viaje. 

Finalmente, Clan. Podría decirse que este “temario” es como una cebolla, capa tras capa, hasta llegar a la última en la cual se usa todo lo aprendido anteriormente para llevarlo fuera de nosotros, fuera de nuestra unidad. “Servir”, el lema del clan. Compartiendo, buscando siempre lo mejor, estando siempre listos y de forma unida nos toca dejar nuestro Yo que llevamos todo ese tiempo trabajando para ayudar a “Él”. 

Cuando creías que todo se acababa, de repente, eres tú el profesor Don Ejemplo; te llamas Kaa y te das cuenta de que tienes la oportunidad de enseñar todo lo que a ti te enseñaron. Tienes la oportunidad de coger la tiza y dibujar todas las capas de la cebolla. La oportunidad de demostrar que compartiendo se consigue más, de enseñar que buscado lo mejor consigues otra forma de pensar, de transmitir las ganas de estar siempre listos, de mostrar que andando solo se llegas antes, pero unidos llegáis más lejos y de ayudar a avanzar como persona. 

Cada uno de los valores, las excursiones, el ejemplo, las tiendas de campaña, las construcciones, los juegos, las dinámicas, el campamento, las marchas, la sensación de perderte y saber encontrarte (y no solo en las rutas), las noches de fuego y guitarra bajo las estrellas, las amistades creadasTodas estas cosas forman la clase del Grupo Scout Buen Consejo 095, en este gran instituto que es el Escultismo.

Kaa y Keeo

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