Otro año más nos hemos vuelto a reunir. Los vagos, los que tienen ilusión, los que prometieron que no iban a volver y, sobretodo, los que llevábamos toda la ronda esperando este momento: el campamento.
Nuestros scouters estuvieron mucho tiempo trabajando (y nosotros también…) para poder disfrutar de estos 15 días tan estupendos y llenos de anécdotas que contar.

Día 15 de julio. Caras sonrientes y muy limpias, inocentes de ellas que todavía no saben IMG_8733que están a horas de llenarse de churretes, más dificiles de quitar que los restos de la cena del día anterior, esos con los que apareces en la cola del desayuno, deseando que algún pinche compasivo no te obligue a volver por donde has venido. Todo muy típico.
Después de un viaje eterno, al fin llegas, y empiezas con los preparativos de lo que serán 15 días alejados de la civilización. Típico.

La Red, que este año viene bien preparada como unidad tras un proyecto genial en Roma, empieza a buscar la zona (y buscar, y buscar, y buscar). Como siempre, acaba en el sitio más alejado que haya podido encontrar. Típico.

Empezamos con la torre. La idea está bien, pero… ¿y la ambientación? «Bah, ponemos un cartel con canguros y ya está». Muy típico.
Con la mesa se innova, este año los vagos andamos para poder comer, ya que la zona la buscamos también muy bien.
Después de unos días intensos de construcciones, llega el dia de estar orgullosos (o no) de ellas.

Ya se acerca el día de padres y con él, la típica temida marcha. La espera se nos hace menos larga con una fiesta bastante movidita, y al final llega el día.
Mucho miedo nos metieron, pero conseguimos llegar (menos por algún culo y alguna rodilla) toda la Red de una pieza.

Con el tema de los HPs cambiamos el sistema: esta vez hay dos rondas y, a pesar de haber sP1030804ido rápidos a la hora de cazarles en ambos turnos, tras volver de la marcha acabamos todos pringados, literalmente.

Por lo demás, ¿qué os debería contar? Si os soy sincera, en mi cabeza sólo aparecen recuerdos mezclados sin ninguna organización de caras y árboles pero, si sigo pensando, empiezo a recordar. Canciones, anécdotas graciosas con amigos, ensaladas, juegos de grupo, nocilla, cuestas… ¿Típico? Hmmmmm… Puede que si, pero no lo quiero de ninguna otra forma.

Carmen Fernández y María Corbacho